Estoy enojado y tengo miedo…
Casi que desde mis primeros años en la veintena o un poco
antes empecé a sentir que la infancia realmente se iba, o se va. Eso me generó
hasta el día de hoy con 22 años y 9 meses una sensación no identificada pero
que no es positiva.
Hace poco decidí encontrar el nombre de esa sensación y fue
mucho más fácil de lo que creí.
Estoy enojado y tengo miedo.
Estoy enojado por todo lo que fue y lo que no fue, por lo
que hice y lo que no hice, pero por sobre todo estoy enojado por lo rápido que
pasó esa época y no haberme dado cuenta
de lo lindo que era.
Tengo miedo de la vida, de lo que implica trabajar,
estudiar, crecer, de saber que no siempre voy a poder contar con el respaldo de mis viejos, que tan seguro y
por descontado tenía en mi adolescencia.
Estoy enojado por las oportunidades que dejé pasar, por los
amigos que deje ir, por haber hecho las cosas pensando en el famoso “que dirán”.
Tengo miedo de estar solo, de no encajar, de no ser
aceptado. Tengo miedo del paso del tiempo, que se llevará personas queridas,
que me mirará desde el espejo cada día, y me retará a dejar un recuerdo en la
historia, dándome un lapso cortísimo para hacerlo, aunque te hagan creer que es
largo.
Estoy enojado por las falsas emociones, los discursos
planeados, la postura cuidada y pensada, el inherente aparentar que nos plantea
la vida adulta y su idiosincrasia.
Me pasé el último año mirando viejas series de tv, películas
de hace 10 años, jugando videojuegos retro, todo por no aceptar la transición
por la que tarde o temprano debo pasar.
Que logré haciendo esto? Hundirme en un hueco, de miedo y
enojo.
Y ahora que hacer? Lo único que puedo decir es que ahora
debo tener miedo y estar enojado, pero por qué?
Enojo a no avanzar, a no aprovechar las nuevas
oportunidades.
Miedo a no crecer con el paso del tiempo, a aferrarme a un
pasado lindo y convertir mi presente en un momento sin futuro.
Estoy enojado con el enojo y le tengo miedo al miedo, pero
una vez mi viejo me explicó la diferencia entre un valiente y un temerario:
“El
temerario no puede ser felicitado, ni admirado, el temerario no tiene miedo, no
lo siente, es inconsciente del peligro, se enfrenta a situaciones extremas
porque no le preocupa lastimarse. En cambio el valiente siente miedo, conoce el
peligro y comprende los riesgos, sabe que puede lastimarse y sin embargo se
sobrepone al miedo y lo enfrenta, mirándolo a los ojos.”
Mi viejo, de los héroes de mi infancia él es el que
permanece. Es por esto que a todos los que se sientan como yo, o lo hayan
hecho, les digo que ahora es el momento en que aceptamos el hecho de sentir
miedo y de estar enojados, logremos saber por qué lo sentimos y de esa manera
enfrentarlo.
Seamos más valientes y menos temerarios.
Está bien tener miedo, lo que no está bien es no
enfrentarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario